El trastorno de hiperactividad, también denominado por sus siglas TDAH, se enmarca dentro de otros trastornos del neurodesarrollo como las discapacidades intelectuales, el espectro autista, trastornos del aprendizaje, etc. Aunque de todos los trastornos del desarrollo, se suele considerar el menos grave y el más tratable. Es característico del trastorno de hiperactividad la impulsividad en el comportamiento y la dificultad para mantener la atención durante tiempos prolongados. De cara al exterior dan la impresión de ser personas extremadamente distraídas, muy nerviosas, desinhibidas e imprudentes. Al trastorno de hiperactividad también se lo conoce por sus siglas en inglés ADHD. Cabe recalcar que este trastorno se puede aliviar con medicación, pero NO curar del todo.
El trastorno de hiperactividad es más palpable durante la infancia y la adolescencia. En algunos casos, el TDAH se puede resolver por sí solo en la maduración hacia la adultez. Se estima que un tercio de personas diagnosticadas con trastorno de hiperactividad en la infancia dejarán de padecerlo a medida que vayan creciendo. No obstante, en los dos tercios restantes el trastorno de hiperactividad sigue afectando a la persona hasta cierto punto, aunque sea de forma residual.
Cabe recalcar que no se debe presuponer que un niño revoltoso o nervioso padezca trastorno de hiperactividad o déficit de atención, pues este trastorno del desarrollo no se deriva tan solo de causas ambientales, sino que es el reflejo de alguna anomalía física y neurológica. El TDAH es uno de los trastornos originados en la infancia que más se estudian, por lo que hay unas conclusiones científicas claras en cuanto a sus causas. Entre las causas del trastorno de hiperactividad, se incluyen:
Contrariamente a lo que afirman algunas teorías conspiranoicas y supersticiones, el TDAH no es causado por ingesta excesiva de azúcar, aditivos alimenticios, alergias o vacunas de ninguna clase.
Hay cierta controversia en cuanto a los diagnósticos de TDAH en estos últimos años. Al parecer, la cantidad de niños que reciben un diagnóstico positivo de TDAH ha aumentado significativamente en estas últimas décadas. Algunos afirman que hay profesionales de la salud que no están siguiendo criterios muy rigurosos a la hora de diagnosticar el trastorno de hiperactividad y que se lo asignan erróneamente a niños que simplemente son nerviosos, no tienen buenos hábitos de estudio o no saben comportarse adecuadamente según ciertas situaciones.
Partiendo de la generalización de que todas las personas con trastorno de hiperactividad muestran un patrón común de comportamiento persistente, se puede diagnosticar el TDAH en función de los siguientes criterios médicos:
El tratamiento para el trastorno de hiperactividad y déficit de atención puede variar según las necesidades individuales de cada persona. Sin embargo, algunos tratamientos comunes son:
Medicamentos estimulantes: Los estimulantes como el metilfenidato y la dextroanfetamina pueden ayudar a reducir los síntomas del TDAH, como la impulsividad, la falta de atención y la hiperactividad. Estos medicamentos pueden dar lugar a efectos adversos como el insomnio, la inapetencia, molestias estomacales, cefaleas y efecto rebote (empeoramiento temporal de la hiperactividad cuando remiten sus efectos).
Terapia conductual: La terapia conductual puede ayudar a las personas con TDAH a desarrollar habilidades para manejar sus síntomas, como la organización, la gestión del tiempo y la resolución de problemas lógicos. También puede ayudar a las personas a desarrollar habilidades sociales y emocionales, como la regulación de las emociones y la resolución de conflictos en el ámbito personal. La terapia conductual se enfoca en el presente y en el futuro, y en ayudar a las personas a mejorar su funcionamiento diario.
Terapia cognitivo-conductual: La terapia cognitivo-conductual se enfoca en identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento que pueden estar contribuyendo a los síntomas del trastorno. Por ejemplo, puede ayudar a las personas a reconocer y desafiar pensamientos negativos o autocríticos que puedan estar afectando su autoestima y motivación. También puede ayudar a las personas a aprender a manejar la ansiedad y el estrés, así como a mejorar sus habilidades de resolución de problemas.
Terapia de grupo: La terapia de grupo puede ser útil para las personas con TDAH adultas, ya que les brinda un entorno de apoyo donde pueden compartir sus experiencias y aprender de los demás. El grupo puede estar liderado por un terapeuta y puede incluir a otras personas que también están lidiando con los desafíos del TDAH. Durante las sesiones de terapia de grupo, las personas pueden compartir sus éxitos y desafíos, y recibir retroalimentación y apoyo de los demás miembros del grupo.
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